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Profeco, Coca Cola y la publicidad

Gabriel Sosa Plata
diciembre06/ 2016

Sin Embargo 

¡Qué vergüenza! Cuando leí la noticia no podía creerlo: a la empresa Coca Cola, a través de la Cámara que le representa, le fue otorgado un asiento en el Consejo Consultivo de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), en el lugar que “dejó vacante” la organización El Poder del Consumidor, que preside Alejandro Calvillo.

La posición de esta ONG y de otras organizaciones que forman parte de la Alianza por la Salud Alimentaria ha sido muy clara en cuanto al impulso de políticas públicas relacionadas, por ejemplo, con un etiquetado claro de los productos alimenticios y una regulación más estricta de publicidad de la “comida chatarra” y las bebidas carbonatadas ante el grave problema de obesidad que vivimos en México, lo que ha lastimado los intereses de las poderosas transnacionales.

Una de las vías para incidir en el diseño de dichas políticas públicas es en el Consejo Consultivo de Consumo de la Profeco, cuyo titular, Ernesto Nemer Álvarez, por una parte otorga un reconocimiento a Calvillo Luna por sus aportaciones durante ocho años en ese órgano de representación de la sociedad, pero al mismo tiempo le da las gracias y el asiento ahora lo ocupa Luis Toussaint Elosúa, director de Asuntos Públicos de Arca Continental, la segunda embotelladora de Coca Cola más grande de América Latina, y presidente del sector alimentos, bebidas y tabaco de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacitra).

Se podrán dar mis justificaciones del procedimiento: que Calvillo Luna no envió carta para manifestar su interés de continuar; que no propuso a quien lo sustituyera; que incorporar a representantes de esta industria en lugar de debilitar las políticas públicas las robustece; que se actuó conforme a la ley y que no hubo ninguna anomalía administrativa, entre otras, pero el mensaje que el gobierno da a la sociedad y a instituciones similares en otros países es negativo.

Sustituir una representación ciudadana, que ha trabajado intensamente por implementar las políticas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir la obesidad, por una representación empresarial que representa a la mayor oposición contra estas políticas, es vergonzoso, una expresión de cómo los intereses transnacionales pueden influir con facilidad en las entidades gubernamentales. Si la idea era renovar ¿no pudo optarse por otra organización con una agenda similar?

PUBLICIDAD A NIÑAS Y NIÑOS

El Poder del Consumidor es una organización que lleva a cabo una lucha intensa por los derechos de los consumidores. En los últimos años ha sido actor clave en el diseño de políticas públicas en dicho ámbito y en el de la salud. No ha logrado alcanzar todos sus objetivos ante la resistencia de la industria, pero ante la contundencia de sus investigaciones y el respaldo de diversos organismos internacionales, algunas de sus recomendaciones han sido incorporadas en la ley o en la reglamentación secundaria.

Por ejemplo, en relación con la publicidad dirigida a la niñez, El Poder del Consumidor ha sido enfático en la necesidad de ampliar la regulación en televisión de la publicidad de productos que no cumplen con los criterios nutrimentales. Propone aumentar el horario de protección desde las 6 de la mañana y hasta las 10 de la noche, incluyendo todos los programas.

Actualmente, el horario de “protección” es de 14:30 a las 19:30 horas de lunes a viernes y de 07:00 a las 19:30 horas los sábados y domingos. Suena aparentemente bien, pero hay dos problemas. El primero es que sólo aplica a los programas destinados a niñas y niños (clasificación A), y lo que demuestra un estudio elaborado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) es que lo que más ven son telenovelas, reality shows y otros programas no regulados (clasificaciones B, B15, C o D), “aunque estos programas estén dentro del horario regulado”, dice la Alianza por la Salud en un reporte que se liberará en los próximos días.

El otro problema es que justo entre las 20:00 y las 22:00 horas es cuando niñas y niños están más frente a la televisión, según el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), y por lo tanto expuestos a todo tipo de publicidad. Sobre este punto es importante destacar otro dato relevante que aportó un monitoreo de El Poder del Consumidor realizado entre enero y mayo de 2015: “El estudio demuestra que durante este periodo de 20:00 a 22:00 horas, había una gran presencia de publicidad de productos chatarra, bebidas azucaradas y comida rápida, incluyendo publicidad de Coca Cola, Sidral Mundet, Gatorade, Donas Bimbo y otros productos de panadería Bimbo, Little Caesars Pizza, Takis de Barcel, bebidas Bonafont Kids, Jumex, Tang, Marinela, Napolitano, entre muchos otros”.

Nuestra legislación es tan laxa que, por citar un caso, el anuncio del yogurt bebible Danonino, sabor fresa, que contiene una alta cantidad de azúcar y edulcorantes, no podría ser transmitido en televisión con base en recomendaciones de la OMS y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En países como Chile, Reino Unido y en ciudades como Quebec, Canadá, tampoco se transmitiría, pero en México sí y por supuesto las veces que lo desee el cliente.

En la agenda de la Alianza por la Salud Alimentaria también se encuentra la recomendación de incluir en la regulación todos los medios de mercadeo que puedan dirigirse a la infancia como internet, empaques, videojuegos, puntos de venta, etc.; la prohibición en el uso de personajes, regalos y promociones para publicitar comida chatarra en todos los medios y espacios, así como “reformular los criterios nutrimentales para definir los productos que no podrán ser publicitados, con la participación de un grupo de expertos libres de conflictos de interés, para que estén alineados con las recomendaciones internacionales”.

La voz de Alejandro Calvillo, de El Poder del Consumidor y de organizaciones afines en los consejos ciudadanos de entidades gubernamentales es fundamental, necesaria, en beneficio de nuestra salud y en contra de los abusos hacia los consumidores, más aún ante los vaivenes políticos (la Profeco ha tenido cuatro titulares en cuatro años). Profeco tiene la oportunidad para respetar y dar la importancia que merece su Consejo y promover una mayor participación e incidencia de las propuestas de sus integrantes. Procurador Nemer Álvarez: culmine con visión de Estado su responsabilidad en el último tramo del sexenio; su trabajo será reconocido.