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Meses de acoso

Amedi
enero23/ 2017

Pedro Mellado. Mural

El periodismo está determinado por estrictos imperativos vocacionales y éticos que le comprometen en el servicio a la gente.

Genera bienes intangibles que enriquecen y fortalecen a la sociedad, pues le nutren con productos informativos que contribuyen a la comprensión y el entendimiento, y la respaldan en la preservación de valores sustantivos.

El periodismo no hace relaciones públicas, pues tiene un compromiso irrenunciable con la verdad, de la mejor manera como pueda documentarla profesionalmente.

El periodista investiga, sustenta, argumenta, observa con profunda curiosidad en los asuntos públicos, descorriendo el velo en los espacios opacos o sombríos y llevando luz a los rincones más oscuros, donde se refugian las alimañas que envenenan la vida pública y la pudren.

El año pasado y el que transcurre han sido de singulares y sistemáticas acechanzas contra el responsable de este espacio.

Amagos de acciones jurídicas desde las más altas esferas del Poder Ejecutivo, producto de la irritación de poderosos circunstanciales que han sido exhibidos y desnudados por sus reprobables conductas públicas; amenazas de muerte, a través de interpósitas personas, proferidas por gente vinculada -hasta consanguíneamente- con encumbrados personajes del Poder Judicial; y lo más reciente, la notificación recibida el pasado jueves 5 de enero, de una demanda -ya contestada el reciente martes 17 de enero- por presunto “Daño Moral”, promovida por el diputado del Partido Verde, Enrique Aubry de Castro Palomino.

Los alegatos de carácter legal se resolverán en tribunales, en su momento y en las instancias correspondientes.

Las argumentaciones periodísticas estarán en este espacio, que siempre se ha ocupado, con firmeza, frontalidad y al margen de alusiones a la vida privada, de los asuntos que involucran a los actores públicos, que los comprometen, exhiben o los ponen en evidencia, porque carecen de la dignidad y el decoro que debería honrar las investiduras que les han sido conferidas o los cargos públicos que desempeñan.

El periodismo no se arrodilla ante los poderosos, ni cede jamás ante los amagos, las amenazas y las demandas, porque la libertad no se negocia ni se convenia, se conquista con valor, se conserva con firmeza y se defiende hasta con la vida misma.

pedromellado@gmail.com